Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno (Job 1:20-22 RV 1960).
Últimamente Dios ha estado llamándome de nuevo a los fundamentos básicos, recordándome guardar aquel fuego de mi primer amor que estaba no sólo encendido, pero ardimiento. ¿Es asombroso cómo rápidamente y fácilmente somos distraedos, verdad? Esto no toma más que una cosa brillante o dos, y nos vamos corriendo — no tanto de regreso al mundo, pero más bien atrás del “ministerio” en vez de Aquel quien con Su gracia nos usa en el ministerio.
Personalmente, estoy cansada de ello. Y no tengo a nadie a quien culpar más que a mí misma. Estoy tan ocupada la mayor parte del tiempo que tengo apuntar “respiración” en mi agenda. ¡Ridículo!
Estaba leyendo Job rápidamente esta mañana, y los versículos de arriba se me resaltaron. Cuando el mundo cómodo en el que Job vivía se le comenzó a caer, hizo dos cosas: optó por la indumentaria y un aspecto de luto, y luego cayó sobre su rostro y comenzó a adorar. No negó las cosas desagradables que a él le pasaban, pero no se dejó distraer de la cosa más importante: adorar a Dios, sin tener en cuenta las circunstancias.
Ahora mismo, aparte de unos puntos menores pero luminosos mi la pantalla de radar, las cosas van bien en mi vida. Sin embargo, he vivido el tiempo suficiente para saber que las circunstancias pueden cambiar en un momento. ¿Si/cuándo sucedan, seguiré el ejemplo de Job de reconocer el problema, justo cuando caiga sobre mi rostro y comience a adorarlo a Él?
Si no he establecido ya el hábito y la práctica de adorar a Dios mientras las cosas van bien, es muy posible que no lo haga cuando mi mundo personal comience a caerse. En cambio, podría encontrarme gimiéndole a Dios y culpándolo por mis infortunios. Cuando Job se sentía devastado con su pérdida, reconoció que todo lo que él tenía era debido a la bendición de Dios y que Él tenía todo el derecho de quitárselo. Aún así, él iba a adorar a Dios.
Esto es lo que quiero en mi vida, y no va a pasar si lo único que persigo es simplemente una sensación “espiritual.” Una cosa es decir todo es sobre Él”; pero otra cosa es vivir de ese modo. Tengo un compromiso personal de buscar a Dios todos los días – momento por momento – para poder buscar esto último. ¿Te juntas conmigo para hacerlo así?